La participación de los jóvenes en la sociedad es tan fundamental para las y los jóvenes como para la sociedad misma. Un joven, participando en asociaciones juveniles de cualquier tipo, en grupo, aprende capacidades y asume responsabilidades que les serán útiles para su futuro y para el desarrollo de la comunidad en la que vive.
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño proclamó en 1989 el derecho de los menores a la participación. En España, ya en el 1983, fue establecida una plataforma de entidades juveniles, el Consejo de la Juventud de España (CJE), con el fin esencial de propiciar la participación de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural del Estado en un entorno global.
Participando en actividades en el Espacio Joven de Ciudad Real, puedo afirmar que es algo que funciona muy bien y que es muy importante para la ciudad. Las y los participantes, aprenden a participar activamente y así desarrollan una serie de capacidades asociadas a la ciudadanía democrática: la observación y la comprensión crítica de la realidad de su entorno, la expresión de sus opiniones y propuestas a través de la palabra, el respeto por las ideas de los demás y la importancia del diálogo. Aprenden además, a comprometerse y responsabilizarse, a trabajar con otros y autorganizarse.
Eso es algo que no se puede aprender en una escuela tradicional, es algo que pertenece a la educación no formal y la participación es tal vez la manera mejor para desarrollarla.
Creo que son las instituciones públicas las que deben apoyar, promover, fomentar y financiar este aprendizaje. Se puede empezar desde pequeños centros, grupos o clubes juveniles, ofreciendo un espacio de reunión, ofreciendo actividades, formación para jóvenes o responsables de grupo…
Por mi experiencia personal creo que en Italia no es suficiente lo que las instituciones hacen para los jóvenes, aquí en España la situación me parece mejor; quizás el sentimiento de ciudadanía española más fuerte (para mi) que el italiano salga precisamente de aquí.

Otra genial forma de participación es la de hacer voluntariado. Existen un montón de maneras y ámbitos donde hacerlo y creo que es muy importante ponerse en algo que verdaderamente te gusta. En mi SVE estoy creciendo mucho, desarrollando trabajo en equipo, optimismo y entusiasmo, comunicación interpersonal y la capacidad para analizar y resolver problemas. Tengo la suerte de participar activamente en eventos, compartir tiempo con otras asociaciones, otras personas de todas las edades, lugareños y extranjeros; todo esto al final se convierte en un sentimiento de pertenencia a la comunidad en la que vivo, ¡muy fuerte!
Por último, como escribí en otro artículo, hoy en día es más necesaria una mayor participación de los jóvenes en la vida política y, después de los resultados de las elecciones del pasado 26 de mayo, estoy aún más convencido de mi idea.